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martes, 3 de mayo de 2011

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ESPAÑA TIENE REMEDIO

El pasado viernes día 29 de abril, España se vio sacudida por un triste aldabonazo: la Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año 2011 arrojaba una cifra récord del paro en nuestro país, con un total de 4.910.200 personas. Esto significa que la tasa de paro crece y se sitúa ya en el 21,29% de la población. Asimismo, el número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumenta en 58.000 en el trimestre y se sitúa en 1.386.000.

El dato demoledor del paro ha despertado la preocupación de todos los sectores sociales. El Gobierno ya reconoce públicamente que los datos no solo no son buenos, sino que son preocupantes. Pero, en el colmo de la desfachatez, nuestro Presidente del Gobierno se atreve a espolear a las masas en un mitin celebrado en Tenerife eximiéndose de toda de responsabilidad en el aumento del paro.

La realidad es que las medidas a medias de este Gobierno no han atajado el problema. Además, han contribuido al aumento de la precariedad laboral, la disminución de sueldos y la reducción de la contratación estable.

Sin embargo, merece la pena tener en cuenta que, junto a los datos del paro, también salieron otros datos que certifican bien a las claras el estado de extrema gravedad de nuestra economía. La inflación, esto es, la elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la economía de un país, se sitúa en el 3,8 %, según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE) --el más elevado desde septiembre del 2008--. Ha subido la gasolina, el tabaco, la luz, el gas, el IVA, los alimentos, etc.

Los expertos hablan de una situación de estanflación, que consiste en una economía estancada e inflación al alza. Para más INRI, el consumo privado descendió un 7,9% en el mes de marzo de 2011, siendo éste un claro exponente de la maltrecha situación económica de nuestras familias.

La moderación salarial y la subida de los tipos de interés van a mermar todavía más la capacidad de gasto de las familias. El Gobierno confiaba en el consumo de las familias para tirar de la economía en el 2011, pero los indicadores existentes han tirado por tierra todas las previsiones. El Ministerio de Economía ya ha admitido que el gasto de los hogares no llegará al 1,8% que preveía inicialmente. En la revisión del cuadro macroeconómico presentada el 6 de abril, el Gobierno ya reconoció su error de cálculo. Admitió que el consumo de las familias no va a crecer el 1,8% esperado, sino apenas el 0,7%. Economía confía ahora en que la industria, las exportaciones y el turismo hagan todo el trabajo necesario para lograr que el PIB avance el 1,3% proyectado por el Gobierno, a pesar de que el consenso de los expertos limita al 0,8% la previsión de crecimiento para el 2011.

Hace años que nuestro país no se ha visto obligado a recurrir al drama de la emigración, ante la falta de empleo. Hace unos meses, un nutrido grupo de jóvenes españoles con titulación universitaria y suficientemente preparados, partieron para Alemania, ante la oferta de trabajo de Ángela Mérkel, lo que resulta todavía más preocupante, por la pérdida del capital humano cualificado de nuestro país.

El panorama se presenta desolador, pero no debemos dejarnos llevar por el desaliento, porque España tiene remedio. Haciendo uso de la memoria histórica, hemos de recordar que nuestro país fue capaz de recuperarse de una cruenta guerra civil y de una consiguiente posguerra durísima, de hambre y calamidades. Más tarde, fue capaz de transformar un régimen dictatorial en una incipiente democracia, con un proceso pacífico de transición política, desarrollada fundamentalmente por el centro político, que fue la admiración de todo el mundo. Fuimos capaces de acelerar para poner a España al ritmo de los países europeos, de organizar unos Juegos Olímpicos que fueron la envidia mundial, fuimos capaces de generar deportistas que hoy ocupan la élite mundial y de integrarnos en las instituciones europeas.

Los españoles hemos demostrado al mundo que somos gente trabajadora, que tenemos capacidad, que podemos hacer las cosas bien y que estamos a la altura de los mejores. Es cierto que todavía nos quedan muchas cosas por mejorar para emular a otros países, pero tenemos la aptitud para hacerlo. Solo falta que el capitán de este barco sea una persona competente, que nuestros dirigentes se dejen ya de tanta corrupción política, económica y moral, y comiencen a preocuparse realmente de los problemas de los ciudadanos, que para eso se les elige y se les paga. Y si nuestros dirigentes políticos nos defraudan, la democracia nos brinda la oportunidad de sustituirlos por otros, porque es el pueblo el que manda.

Desde participación ciudadana hacemos un llamamiento a la población para que no cunda el desánimo. Ofrecemos una alternativa de honradez, seriedad y trabajo ante la degradación política que padecemos, y que no nos merecemos. Los ciudadanos debemos expresarnos en las urnas y decir: ¡Basta ya!



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